La crisis del pensamiento en el mundo contemporáneo. Sobre Ernst Cassirer. Primera parte. Andrés Acosta Barrera. Lic. en Filosofía.

 La crisis del pensamiento en el mundo contemporáneo. Sobre Ernst Cassirer. Primera parte. Andrés Acosta Barrera.


Escribió Ernst Cassirer el libro Antropología Filosófica con el objetivo de mostrar su investigación acerca del fenómeno de la cultura. Desde el comienzo de su obra señala que es éste un problema sumamente complejo en la idea de crisis del conocimiento del hombre. La manera de afrontar una respuesta acerca del fenómeno de lo humano implica hacer un estudio de su historia, de los debates que la especie humana ha ido elaborando en la busqueda de respuestas. El mundo contemporáneo está en la tarea de buscar esta respuesta desde una conciencia histórica. Ha sido el espiritu moderno el encargado de resolver la inquietud sobre sí mismo apoyandose en el pasado, en una mirada retrospectiva. Esto puede evidenciarse, por ejemplo, en saberes como el psicoanálisis, para el cual le es necesario hacer una historia del sujeto que tiene trastornos, así como una historia de la cultura (malestar en la cultura, Sigmund Freud, 1930) y explicar con ello las neurosis de las épocas. En lo que concierne al marxismo representa esta perspectiva un estudio de la historia de la economía, mostrando con esto que el actual sistema económico no es lo que unico que existe, sino que se halla en relación con otros tipos y formas económicas. Para Nietzsche, quien estudia la historia de los valores y la moral desde la genealogía, dice que es un vicio de los filósofos el plantear su especulación fuera del campo de la historia. En la parte inicial del texto, el autor plantea su indagación en el pensamiento antiguo, en el mundo medieval, en el sistema del pensamiento moderno. Desde su criterio, el ser humano ha resuelto de diversas maneras el fenomeno de su autocomprensión. Esta variada manera de resolver a su incognita fundamental, la cual radica en la búsqueda de si mismo, ofrece el espectáculo de un mundo contradictorio, auunque puesto sobre la base de una dimensión armónica y unitaria denominada la vida simbólica. 


Existe en el presente tiempo un fenómeno bastante particular relacionado con la expansión y el ilimitado alcance del conocimiento. Tal alcance se apoya en el desarrollo tecnológico, el cual ha logrado notables avances posibilitando nuevos niveles de comunicación. Esta comunicación recoge los diversos modos y maneras a través de los cuales el ser humano ha consolidado la expresión de su pensamiento. No es cosa fácil entender este fenómeno puesto que se requiere andar por los caminos que históricamente ha asumido el pensar. Una manera de satisfacer tal requerimiento se obtiene mediante la filosofía, puesto que es la filosofía la actividad de pensar los pensamientos. Pensar los pensamientos no es una actividad muy común en el presente. Más que pensar los pensamientos se detiene el mundo de lo cotidiando en satisfacer su curiosidad y su interes en el producto o el resultado realizado por el pensamiento. Mas que detenerse exclusivamente en el para qué de las cosas, se detiene la reflexión filosófica en el por qué de lo real, es decir, de aquello que experimenta en su totalidad el ser humano. 


La investigación por la naturaleza de los pensamientos es una preocupación que proviene desde la antiguedad. En el oráculo de Delfos se encontraba la sentencia “conócete a tí mismo” lo que implicaba hallar el sentido de la vida, no en lo  externo y el ámbito que rodea al ser humano, sino en su interior, es decir, en la actividad puramente reflexiva. No obstante, ¿era posible lograr el conocimiento de sí mismo?. El modo como el escepticismo lograba aproximar una respuesta por el continente de lo humano, se posibilitaba al poner en entredicho o negar en su totalidad, cualquier pretensión de objetividad o certeza proveniente del mundo exterior. La resolucíón para la pregunta ¿qué soy yo? al parecer se relacionaba con la negación de aquello que estaba afuera o externamente al yo. Para otros puntos de vista,  tal posibilidad de encontrarse a sí mismo no es posible alcanzarla ciñendose a un método introspectivo. En lo que concierne a la psicología de orden behaviorista es mucho más expresivo lo que dice la conducta y el comportamiento humanos. Sin embargo, de la descripción del comportamiento humano y su posible comprensión no se deriva una plena comprensión de la totalidad de la naturaleza humana. 


Sería preciso confrontar la historia del pensamiento humano para saber qué formas y niveles ha adquirido el fenómeno de la cultura. Puesto que el camino recorrido por el pensar humano ha cobrado múltiples determinaciones, se hace necesario detenerse en aquellos pensamientos relativos a la consolidación de la razón, y más importante aún, el espíritu humano. Ha sido la filosofía la responsable desde tiempos antiguos de pensar sobre la naturaleza del logos, del arche y de las ideas. Tal interés tuvo su genésis al cuestionarse la filosofía por aquello que se consideraba como el fundamento o la base de lo real. ¿Qué es lo que ha posibilitado que la naturaleza de lo real tenga la configuración que se evidencia mediante los sentidos? ¿Qué es aquello que condiciona la existencia de la naturaleza percibida? De acuerdo con los presocráticos, tal origen cobra diversas formas: se lo expresa como el agua o el fuego, como el aire y la tierra, y se aprecia en estas consideraciones determinaciones de un orden más abstracto como las nociones de apeiron (lo indeterminado) y el nous. De acuerdo con Hegel, es esta última la expresión más compleja elaborada por el pensamiento antiguo, puesto que el término Nous traduce entendimiento, considerado éste como la fuerza más potente de la naturaleza. En el trasegar de la cultura se aprecia que lo que inicialmente se asociaba al origen de lo real,va de lo que se aprecia como algo externo hacia algo asumido como un principio del cual participa la naturaleza humana. 


La naturaleza de lo humano es algo que tiene su interés para un pensador de la talla de Aristóteles quien afirma que el ser humano es un ser cuya naturaleza es conocer. Esto puede mostrarse en el placer que experimentan los sentidos al tocar, saborear, observar, escuchar, etc. En este tipo de experimentación el conocimiento capta todo tipo de diferencias y distinciones. De todos los sentidos, afirma Aristóteles, el que más genera agrado es el de la vista debido a la multiplicidad de aspectos que posibilita su función. Si de esta manera se le hablará al filósofo Platón, seguramente él no convendría ante tales afirmaciones puesto que para él, el ambito de lo sensible y el orden intelectual se hallan separados. No es su perspectiva como la de Aristóteles, el cual al hablar como un biólogo, afirma que tanto el mundo sensible y el intelectual son la expresión de una misma unidad, esto es, la de la vida orgánica. Pese a que el humano es posible entenderlo en su relación con el ámbito externo, el cual regula de manera significativa su modo de vivir, no es esto lo único que se pone en juego en la comprensión de lo humano. 


Si bien ha sido el ser humano movido por las circunstacias externas que lo han conllevado a adaptarse a todo tipo de cambios, ha surgido en el proceso de la cultura la tendencia opuesta de adaptar el mundo externo desde el ambito de la interioridad. Al revisar el trasegar de la narrativa humana se aprecia que las construcciones de la mitología, de la cosmología, desde sus versiones primitivas, configuran el universo de la mano del origen del hombre. Lo que pone en discusión la antropología filosofica, no corresponde solo a un interes teórico y especulativo sino a aquello que se relaciona con la preocupación del ser humano en la busqueda de sí mismo. En el avance desarrollado de la mitología, se organiza el mundo de la religión. En sus versiones más sofisticadas se encuentra el judaismo, el budismo, el confucionismo, el cristianismo, la mitología griega,etc. En estas religiones se encuentra también la preocupación fundamental por el conocimiento del ser humano. Junto a estos sistemas también la filosofía ha erigido un edificio repleto de consideraciones en el que se ponen en juego diversos sistemas que procuran dar respuesta al problema que representa el ser humano. Los pensadores de Mileto y su visión naturalista en el que pretenden comprender lo que es la physis; el mundo de Samos, en el que los pitagóricos mencionan que el origen y el sentido de lo que existe se encuentra en los números; el sistema eleático que corresponde a la lógica, esto es, a la indagación del ser y del logos. Por otra parte, un pensador como Heráclito se encuentra en el intermedio del problema sobre el cosmos y el problema del hombre. Frente a su inquietud y su manera de comprender el mundo de la physis se halla la postulación ya lograda de su saber sobre sí mismo puesto que afirma: me he buscado a mí mismo. 


Parecia que la verdad era ya algo acabado y que se podía captar mediante el establecimiento de sentencias y afirmaciones que atendian a la naturaleza de lo que subyace a la realidad. Sin embargo, surge una nueva interpretación del mundo a través de la figura de Sócrates. Este pensador no se dedicó a contradecir a sus antecesores, considerados presocráticos. Su tarea se abocó hacia un nuevo foco intelectual: ¿qué es el hombre? Esto se ve retratado en su dialogo con Fedro cuando Sócrates muestra su alegria al vivir en una ciudad donde el conocimiento es su objeto de amor y son las personas que ahí viven las que permiten lograr el objeto de sus afectos. En efecto, es Sócrates quien pone a la filosofía como el producto de la relación amistosa con los otros individuos. Hablando acerca de la justicia, la bondad, la templanza, el valor, etc, busca Sócrates un nuevo modo de asumir la respuesta a la exigencia de conocerse a sí mismo. Para Sócrates significa la filosofía el hallar el conocimiento sobre el carácter del hombre. Y la manera de lograr esto no se encuentra en el monólogo, en la discusión del alma consigo misma, sino en el diálogo. No es la búsqueda de la verdad el asunto de un sujeto particular, sino el trabajo de varios individuos que se dedican a la actividad de conversar e intercambiar sus puntos de vista. No es la verdad una cosa terminada y aprehensible. Del mismo modo como es imposible implantar la vista a un ciego, no le es posible adquirir el verdadero conocimiento al ser humano fuera de la relación dialógica. El hecho del diálogo le permite al sujeto ser crítico con la vida humana. Sócrates indica esto al afirmar que una vida no examinada no vale la pena vivirla. En tanto cualquier sujeto es susceptible de ofrecer una respuesta en el momento que se le hace una pregunta, es este sujeto portador de la razón. De manera que el sujeto debe estar en la disposición de detenerse en su propia manera de pensar y darse cuenta de que es responsable de su modo de interpretar el mundo. Bajo esta consideración el sujeto caracterizado por Sócrates se convierte en un sujeto moral. 


Para la filosofía ha quedado como parte de su legado el modo como Sócrates asume el problema sobre lo que es el hombre. De este modo se generaron diversas escuelas de pensamiento que hacen de la reflexión consigo mismo y con los demás, el medio de hallar la verdad  y la sabiduria. En los soliloquios de Marco Aurelio se da un ejemplo de ello, puesto que coincide con Sócrates en la idea de remover los rasgos externos y accidentales de su ser. El modo como al sujeto le es posible ser bondadoso radica en su libertad frente al poder, la riqueza y la fama. El quid del asunto consiste en determinar el valor que el sujeto se atribuye a sí mismo. De aquí surge la exigencia de la autointerrogación. Dice Marco Aurelio que es preciso no dejar de preguntarse lo siguiente: ¿Qué relación tengo yo con la razón gobernadora? 


Lo fundamental de la perspectiva antropológica de Marco Aurelio radica en la posibilidad de vivir en armonia con el universo y consigo mismo. El modo de vivir armónicamente consiste en tener discernimiento  y un espíritu crítico. El yo debe alcanzar la perfección de sí mismo. Tal perfección surge cuando al juicio le es posible distinguir el ser del no-ser, la verdad y la ilusión, el bien y el mal. Ninguna verdad se encuentra en los sentidos sino en el juicio humano, por lo cual, lo que se determine como realidad del hombre depende por entero de sí mismo


El estado de la ataraxia implica que el sujeto no se disipe ni se impaciente por las situaciones que discurren en la vida. Es preciso ver la vida desde diferentes ópticas para darse cuenta que la alteración o el cambio proviene no tanto de los cambios que estas cosas aparentemente experimentan, sino del juicio que se tiene de ellas. ¿de cuántos cambios se es testigo? El juicio no puede relacionarse del mismo modo que la opinión. Para Platón, es la doxa (opinión) aquel tipo de idea que posee variabilidad e incertidumbre. Por el contrario, es el juicio algo invariable y permanente, es aquello en lo cual se experimenta la armonia del sujeto con la naturaleza. Debe cada uno buscar este equilibrio y procurar evitar que tal equlibrio sea afectado o perturbado. A tal estado del pensamiento se le denomina ataraxia. ¿permitió este pensamiento la resolución de la crisis sufrida por el ser humano en la busqueda de su conocimiento de sí?


Conclusión


Es la cultura el resultado de múltiples afanes y esfuerzos. Según Hegel, es el esfuerzo que ha recorrido la historia del mundo a lo largo del tiempo. Para comprender el sentido y el fundamento de esta obra es necesario pensar los pensamientos, es decir, hacer filosofía. El fenómeno de lo humano se vuelve comprensible en tanto se toma como objeto de estudio aquello que constituye la esencia humana, esto es, su pensamiento. El interés por hacer filosofía se remonta a antiguas épocas bajo circunstancias sumamentes complejas, puesto que el ser humano ha sufrido una crisis en la destrucción de sus ídolos, de sus verdades y sus ilusiones. Son las crisis del pensamiento, presentes en la vida de la cultura, las que han motivado al pensamiento a ir más allá de sí mismo y lograr con esto su propia comprensión antes que su autodestrucción. ¿Qué formas y niveles ha adquirido la conciencia en su extensa experiencia? 


Es el conociminto algo inherente a la naturaleza humana. Pese a la crítica que hace Rousseau de considerar al ser humano un animal depravado por ir más allá de los límites de su vida orgánica, no le queda a la especie humana más opcion que hacer de la razón el vehículo de sus intereses y objetivos. El mundo de la cultura es la muestra de lo que ha sido capaz de construir la especie humana. Encerrada en sus irreconciliables contradicciones, ha procurado el ser humano hallar la armonia y el equilibrio en la elaboración artistica, teórica y práctica de todo tipo. Ha adaptado desde su criterio a la naturaleza haciendo de ella la materia prima para la elaboración de sus mitos y sus cosmovisiones. Durante mucho tiempo el ser humano se deleitó en estas formas de la cultura, las cuales representan para nosotros la nostalgia de un mundo perdido. Pero la ilusión y el encantamiento producios por la mágia y la fantasia cedieron su paso a una nueva perspectiva al hacer del diálogo y la mayeutica la nueva manera de comprender la naturaleza humana. No es la verdad algo que se capta mediante la revelación de sentencias y afirmaciones que pretender detentar la compresión absoluta del ser. Cualquier que ose tener la razón y la verdad de lo que son las cosas, debe comparecer ante el tribunal de la razón, la legimitad de sus afirmaciones. 


No obstante, no es sólo la legimitad de lo que se dice lo único relevante del pensar filosófico en su versión primigenia. Por otra parte, se halla el interés de hallar la libertad del individuo frente al poder, la riqueza y la fama. En parte la sabiduria se relaciona con saber qué valor se atribuye a sí mismo el ser humano. ¿Es el ser humano de nuestros días un ser crítico y con discernimiento? ¿distingue la especie humana el ser del no.ser, la verdad y la ilusión, el bien y el mal o como diría Nietzsche, nos es posible ir más allá del bien y del mal? La conclusión a la que llega la preoupación por lo humano en la culminación del pensamiento antiguo greco-romano afirma que el fenómeno del cambio y la variabilidad no depende tanto de las cosas como tal sino del juicio que se elabora sobre ellas. Sobre este resultado se extiende el comienzo de la filosofía contemporanea cuando Kant pone en el debate mundial el giro copérnicano. Sobre esto se escribirá más adelante. 


 



Bibliografía.


Cassirer, Ernst (1963). Antropología Filosófica. México:  Fondo de Cultura Económica. 


Dobb, M. (2007). Introducción a la Economía. México: Fondo de Cultura Económica.


Fromm, E. (1962). El concepto del hombre en Marx. México: Fondo de Cultura Económica. 


Hegel, G. W. (1955). Lecciones sobre la historia de la filosofía. México: Fondo de Cultura Económica.


Hegel, G. W. (2002). Fenomenología del Espíritu. México: Fondo de Cultura Económica


Marcuse, H. (1994). Razón y Revolución. Barcelona: Altaya.


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