Hegel. Contradicción. Ser y nada. El devenir. Parte 5

Hegel. Contradicción. Ser y nada. El devenir.
Si bien la contradicción es un elemento fundamental para la dialéctica, bajo  dicha opinión no logra conservar aquello sobre lo cual obra, es decir aquello que niega; la perpetua negación de las formas de la planta es una labor de la contradicción de nuestro entendimiento, no obstante dicha opinión logra el desaparecimiento total de las formas que una a una se manifestaron. Sin embargo la fluidez de dicha formas, y esta fluidez es la que vendrá a constituir más adelante la sustancia de la vida, permite concebir a estas en una igualdad necesidad, lejos por ello de una aparente contradicción. La contradicción como elemento básico para el desarrollo del pensamiento debe  estar desligada por ello de formas que por un lado no le permitan concebir dicha necesidad y por otro lado no le permitan salir de la unilateralidad. Del mismo modo esto sería contraproducente para nuestro concepto de verdad. La unidad que tanto lo verdadero como lo falso efectúan, logra cambiar el sentido que cada una creía poseer de manera independiente, estatuyéndose por el contrario el devenir o la fluidez que los aglutina como  momentos que desaparecen y aparecen constantemente.

La contradicción, vista desde la panorámica de dicha opinión  resulta, por lo tanto, ineficaz, obsoleta. La imposibilidad misma de concebir la unidad orgánica, a través de los momentos o formas que constituyen a ésta es lo único que nos queda de aquel modo de concebir la contradicción, convirtiendo con ello a la realidad en algo pétreo e inmóvil. Del mismo modo que lo verdadero pasa a ser tan sólo un momento que no adquiere sentido alguno. Dicha opinión que contrapone a lo verdadero y a lo falso, logra establecer con ella una serie de contraposiciones que de igual modo resultan ser aparentes. Vemos que con este principio se han mantenido formas de pensamiento que no logran concebir la diversidad de los sistemas filosóficos como el desarrollo progresivo de la verdad. No está de más decir que la exigencia de aquel concebir es un esfuerzo ingente para una conciencia que solo ve el asentimiento o la contradicción. Afirma dicha conciencia el ser o la nada de los objetos, amparándose de este modo en las abstracciones más simples del pensamiento; lo que significaría aunque fuese un paso progresivo frente a esa forma de concebir sería la posibilidad misma de aglutinar dichos momentos; para lograr dicho aglutinamiento se requeriría establecer un factor común de aquellos elementos que se contraponen. Tendríamos para ello que ver la Lógica de Hegel para ver que dicho factor común es el carácter inmediato que representa cada una. “§86. El puro ser marca el inicio, porque tanto es pensamiento puro como a la vez el elemento simple e indeterminado; y el primer comienzo no puede ser nada de mediato ni de más precisamente determinado”[1]más adelante “§87 Ahora bien: este puro ser es la pura abstracción y, por consiguiente, es lo absolutamente negativo, lo cual, tomado también inmediatamente, es la nada.”[2] Estas abstracciones vacías, mediante la reflexión adquieren una definición más concreta, una determinación más precisa y una definición más verdadera de lo absoluto, o del todo o de la unidad orgánica; “y tal cosa no será y una vacía abstracción como el ser y la nada, sino más bien algo de concreto, de que ambos, el ser y la nada, son momentos”…en la sección 88 encontramos aquella definición concreta “§88La nada es, pues, considerada como este inmediato igual a sí mismo, lo que el ser es. La verdad del ser, como de la nada, es, pues, la unidad de entreambos. Esta unidad es el devenir. Como devenir o como fluidez captamos la continua aparición y desaparición de aquellas formas que la visión sustancial caracterizaba tan solo como oposiciones irreconciliables. El captar dicho devenir nos permite concebir los momentos y las formas como aquello que constituye la unidad orgánica, y la igual necesidad de estas formas como aquello que constituye la vida del todo.
Establecida así la crítica a lo insulso que resulta atribuir una verdad a los últimos resultados de la filosofía omitiendo la construcción histórica de dichos  resultados últimos, y con ello la unilateralidad que desde este punto de vista adquiere la contradicción, se pasa a criticar la pretensión de dicho actitud insulsa de ser algo más que el inicio del conocimiento…que si miramos nuestro contexto, esta crítica cae como anillo al dedo; en efecto, dice Hegel, “la cosa no se reduce a su fin, sino que se halla en su desarrollo; ni el resultado es el todo real, sino que lo es en unión con su devenir”[3] Esos esfuerzos que se abocan a los resultados, a los fines, a las formas ultimas que por el momento, por eventualidades propias de la convicción de nuestra época, sea por la moda, por los requerimientos de nuestras sistemas educativos, resultan ser de gran interés, o acerca de la diversidad y la aparente contradicción de los sistemas filosóficos, etc.; resultan ser más bien una tarea más fácil de lo que se podría aparentar.  



[1] G.F. Hegel. Enciclopedia de las ciencias filosóficas. Trad. al español Eduardo Ovejero y Maury. Juan Pablos Editor. México, D.F. 1974 P.77
[2] Ibíd. Pág. 78
[3] G.W.F. Hegel. Fenomenología del Espíritu. Fondo de Cultura Económica. México. Trad. al español. W. Roces.2002 Pág. 8

Comentarios

Entradas populares