“No goza la filosofía, como gozan otras ciencias, de poder presuponer sus objetos como inmediatamente dados por la representación, y como ya admitido, en el punto de partida y en su curso sucesivo, el método de su investigación.”
Hegel. Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas. Introducción
La apariencia y la verdad.
En la Fenomenología del Espíritu[1] encontramos como título del prólogo: las tareas científicas del presente y como subtítulo: la verdad como sistema científico. Se plantea entonces como una tarea científica del presente abordar el concepto de verdad, para luego encargarle esa tarea a la filosofía, y con ello hablar de la verdad tal y como la concibe la filosofía. No obstante resultaría pretencioso mostrar de manera inmediata, la constitución de dicho concepto, que más parece ser en este caso una representación. Por lo cual el comienzo mismo de esta obra atacara desde un principio la forma de proceder habitual que consiente en hablar de la verdad, regida ésta aún por la creencia religiosa, lo inmediato, lo sentimental, lo intuitivo, etc. Constituye esta discusión entonces una crítica que parte de la filosofía misma hacia aquellos modos de proceder que impiden concebir la verdad como sistema científico.

Preliminares

¿Cómo es que una discusión de tan gran importancia ha sido reducida a la omisión en nuestras instituciones educativas, con alegatos insignificantes como una pretendida actitud peyorativa de Hegel hacia América Latina? Tenía en mis manos un libro de Hegel acerca de la historia; cierto profesor de la Universidad Pedagógica Nacional con ínfulas de erudición, me decía que en aquel libro se encontraba esa afirmación; a lo que respondí, en las dos ocasiones que he leído el texto nada parecido encontré ahí. Por lo que la ignorancia de dicho profesor salio a relucir; menos mal se ha largado ese tipo y con él su absurda presunción. No obstante, ¿tiene algún tipo de culpa este particular sujeto? ¿no era victima, por el contrario, de un sistema educativo empecinado no en investigar científicamente, sino a perder el tiempo con los discursos de otros sujetos, digamos en su mayoría franceses, en pretendidas discusiones sobre qué es lo que debe ser la verdad, buscando para ello lo que esta de moda, empecinados en una arrebato sentimental, emotivo, y por qué no decirlo, religioso? Emocionados estos sujetos, amparados por el poder, no se preocupan de la historia, puesto que en la misma tan solo ven una diversidad, en apariencia contradictoria, por lo cual la perplejidad ante el mundo resulta ser la actitud fundamental. A nuestras amadas instituciones no les interesa la investigación científica; sino sólo los planteamientos éticos, develando con ello una mezquina ceguera ante los procesos del pensamiento. 



[1] G.W.F. Hegel. Fenomenología del Espíritu. Fondo de Cultura Económica. México. Trad. al español. W. Roces.2002

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